OPERACIÓN REDIMENSIONAMIENTO / OJO ADVENTISTA.
La mayoria de los articulos de "Estatologico" estan siendo transferidos a dos nuevas secciones de Ojo Adventista: OPINIONES del MUNDO y NUEVO ORDEN MUNDIAL.

miércoles, 28 de enero de 2009

Esperanza. Por Jorge Lanata

“Durante meses se nos burlaron por hablar de esperanza. Pero siempre supimos que no es optimismo ciego", les dijo Obama. Quienes lo apoyan hoy son mejores que ayer: volvieron a tener esperanza.

Lo primero que escuché fue que no era tan negro.

–No es tan negro... –como si la negritud fuera prueba de algo.

Después vi por la televisión su discurso de Chicago. Y el video en YouTube fue lo que me hizo emocionar: Will.i.am y la música de Black Eyed Peas en un rap con Scarlett Johansson, Herbie Hancock, Eric Olsen, John Legend, Jesse Dylan y otros treinta y dos personajes diciendo “Yes, we can”.

–Estos yanquis son increíbles, eh. Saben cómo vender a un tipo...

Y ahí estaba yo, frente a la computadora, hipnotizado como si en la pantalla estuvieran pasando Lo que el viento se llevó. Los inventores de Hollywood tratando de venderme esperanza. Nadie podría hacerlo mejor (solamente, quizá, el Vaticano, la otra formidable fábrica de sueños). Leí a analistas políticos, intelectuales, banqueros, pseudofilósofos –todos los que ahora opinan sobre hechos consumados– diciendo que quizá, que jamás, que era ésta la reformulación del sueño americano, que el imperialismo volvía a atacar, que llegaría tan condicionado que nunca, que tal vez, que al final.

Me encontré una noche en el teatro, pasando el tape de Black Eyed Peas:

–No quiero que lo vean por una razón política sino humana. Creo que alguna vez tenemos que empezar a combatir el cinismo. Tanto cinismo nos oxida el alma, y lo que van a ver tiene la fuerza de la ingenuidad. “Yes, we can”. Parece un cándido aviso de Cola-Cola. Yes, we can. ¿Y si nos miente? ¿Y si el cínico es él, ese que ni siquiera es tan negro? Poco importa, porque el cambio se logró en nosotros: somos menos cínicos, recuperamos nuestra posibilidad de creer en algo, podemos intentarlo otra vez.

Escribo estas líneas en nuestro "..." y querido país en el que las palabras han perdido el sentido; fueron vaciadas, gastadas, saben a chicle viejo y seco. País de eufemismos, de frases hechas, de silencios cómplices. Leo, acá, que él dice allá: “Tenemos más riqueza que nadie, pero eso no nos hace ricos. Tenemos las mayores fuerzas armadas sobre la Tierra, pero eso no es lo que nos hace fuertes. Nuestras universidades y nuestra cultura son la envidia del mundo, pero no es por eso que el mundo se acerca a nosotros. Es el espíritu americano, esa promesa americana que nos empuja cuando el camino se hace incierto. Esa promesa constituye nuestra mayor herencia”. Lo leo y me emociona esa épica que, en otro rincón de mi cabeza, sé mentira. Pero sé también que es imposible construir un país sin ella. Ésa es la mentira que hace posible a Nueva York, aquella ciudad donde todos se duermen pensando que mañana será el gran día, y quizá mañana nunca llega, pero vuelven a dormirse soñando en eso. Esta mañana, dos o tres o más millones de personas soportarán en las calles de Washington cinco o seis grados bajo cero sintiéndose parte de la historia. La Historia, después, verá qué hace con su camino, si abrirá o no sus puertas.

El tipo les dijo: “Durante meses hemos sido objeto de risas, incluso de burlas, por hablar de esperanza. Pero siempre hemos sabido que la esperanza no es el optimismo ciego. La esperanza es lo que vi en los ojos de una joven de Cedar Rapids que trabaja en el turno noche tras todo un día en la universidad y que a pesar de ello no puede permitirse pagar la asistencia sanitaria para una hermana que está enferma; una joven que sigue creyendo que este país le dará la oportunidad de realizar sus sueños.(...) La esperanza es lo que llevó a una banda de colonos a levantarse contra un gran imperio (...), lo que condujo a hombres y mujeres jóvenes a sentarse en comedores de los que estaban excluidos por su color (...) La esperanza es lo que me ha conducido hasta aquí, con un padre de Kenia y una madre de Kansas, la creencia de que nuestro destino no será escrito para nosotros sino por nosotros”.

Ellos, los tres o cuatro millones que se frotan las manos para combatir el frío, el 53% de los americanos que lo votó, el 79% que lo apoya, son esta mañana mejores que ayer: volvieron a tener esperanza. Este tipo no tan negro la despertó. Ojalá pueda mantenerla.


Fuente: CriticaDigital.com
Autor: Jorge Lanata (1960-) es un innovador y creativo periodista argentino de extensa trayectoria. Escritor, investigador, documentalista, laureado conductor de exitosos programas de radios y televisión. Fundador de diarios como Página/12, Veintitrés y Crítica de la Argentina.

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domingo, 25 de enero de 2009

El camino escabroso hacia la recuperación. Por Joseph E. Stiglitz

Hoy existe un consenso de que la recesión de Estados Unidos -que ya lleva un año- probablemente sea extensa y profunda, y que casi todos los países se verán afectados. Siempre pensé que la noción de que lo que sucediera en Estados Unidos estaría desacoplado del resto del mundo era un mito. Los acontecimientos lo están confirmando.

Afortunadamente, Estados Unidos por fin tiene un presidente que de alguna manera entiende la naturaleza y la gravedad del problema y que se comprometió a implementar un fuerte programa de estímulo. Esto, junto con la acción concertada de los Gobiernos en otras partes, hará que la depresión sea menos severa de lo que sería si no fuera así.

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que ayudó a crear los problemas mediante una combinación de liquidez excesiva y regulación laxa, intenta enmendar las cosas inundando la economía de liquidez -una medida que, en el mejor de los casos, simplemente impidió que las cosas fueran peor de lo que son-. No sorprende que quienes ayudaron a crear los problemas y no vieron venir el desastre no hicieran un buen trabajo a la hora de resolverlo. Por ahora, ya está establecida la dinámica de la caída y las cosas se pondrán peor, no mejor.

De alguna manera, la Fed se parece a un conductor ebrio que, al darse cuenta de repente de que se está saliendo del camino, empieza a conducir alocadamente de un lado a otro de la ruta. La respuesta a la falta de liquidez es cada vez más liquidez. Cuando la economía empiece a recuperarse y los bancos comiencen a prestar, ¿podrán drenar suavemente la liquidez del sistema? ¿Estados Unidos se enfrentará a un brote de inflación? ¿O, más probablemente, en otro momento de exceso, la Reserva Federal reaccionará exageradamente, cortando la recuperación de raíz? En vistas del trazo confuso exhibido hasta ahora, no podemos tener mucha confianza en lo que nos aguarda.

Aún así, no estoy seguro de que haya un reconocimiento suficiente de algunos de los problemas subyacentes que enfrenta la economía global, sin el cual la recesión global actual quizá no dé lugar a un crecimiento robusto -no importa el buen trabajo que realice la Fed.

Durante mucho tiempo, Estados Unidos desempeñó un papel importante a la hora de mantener en funcionamiento la economía global. El libertinaje de Estados Unidos -el hecho de que el país más rico del mundo no pudiera vivir con sus propios medios- fue muchas veces criticado. Pero tal vez el mundo debería estar agradecido, porque sin el libertinaje norteamericano, la demanda agregada global habría sido insuficiente. En el pasado, los países en desarrollo cumplían este papel a través de un déficit comercial y fiscal. Pero pagaron un precio alto, y ahora están de moda la responsabilidad fiscal y las políticas monetarias conservadoras.

De hecho, muchos países en desarrollo, temerosos de perder su soberanía económica en manos del FMI -como ocurrió durante la crisis financiera asiática de 1997-, acumularon cientos de miles de millones de dólares en reservas. El dinero que se dedica a reservas es ingreso que no se gasta.

Es más, la creciente desigualdad en la mayoría de los países del mundo implicó que el dinero pasó de quienes estaban dispuestos a gastarlo a quienes están tan bien que, por más que lo intenten, no pueden gastarlo todo.

El apetito interminable de petróleo del mundo, más allá de su capacidad o voluntad para producirlo, aportó un tercer factor. Los crecientes precios del petróleo transfirieron dinero a los países ricos en petróleo, contribuyendo nuevamente a la inundación de liquidez. Si bien por ahora se desinflaron los precios del petróleo, una recuperación robusta haría que se dispararan otra vez.

Durante un tiempo, la gente hablaba casi favorablemente de la inundación de liquidez. Pero esto sólo fue la otra cara de lo que había preocupado a Keynes -una insuficiente demanda agregada global-. La búsqueda de retornos contribuyó al apalancamiento y a la aceptación imprudente de riesgos subyacentes a esta crisis.

El Gobierno de Estados Unidos, durante un tiempo, compensará el ahorro creciente de los consumidores norteamericanos. Pero si los consumidores de Estados Unidos pasan de un nivel prácticamente cero de ahorro como tenían a un modesto 4% o 5% del PBI, entonces el efecto desalentador sobre la demanda (además del que resulte de las caídas en la inversión, las exportaciones y los gastos de los Gobiernos estatales y locales) no se verá plenamente compensado ni siquiera por los programas más grandes de gasto del Gobierno. En dos años, los Gobiernos, conscientes de los gigantescos aumentos de la carga de la deuda como resultado de los megarrescates y los asombrosos déficits, se verán presionados a arrojar excedentes primarios (donde el gasto del Gobierno neto de pagos de intereses es menor que los ingresos).

Hace pocos años se le tenía miedo al riesgo de un desdoblamiento desordenado de los "desequilibrios globales". La crisis actual puede ser vista como parte de eso, pero es poco lo que se está haciendo respecto de los problemas subyacentes que dieron origen a esos desequilibrios. No sólo necesitamos estímulos temporales, sino soluciones a más largo plazo. No es que exista una escasez de necesidades; es sólo que quienes podrían satisfacer esas necesidades tienen una escasez de fondos.

Primero: necesitamos revertir las tendencias preocupantes de una creciente desigualdad. Una carga tributaria más progresiva sobre los ingresos también ayudará a estabilizar la economía a través de lo que los economistas llaman "estabilizadores automáticos". También ayudaría si los países desarrollados avanzados cumplieran con sus compromisos de ayudar a los más pobres del mundo aumentando sus presupuestos de ayuda exterior al 0,7% del PBI.

Segundo: el mundo necesita enormes inversiones si ha de responder a los desafíos del calentamiento global. Los sistemas de transporte y los patrones de vida deben cambiarse drásticamente.

Tercero: se necesita un sistema de reservas global. Tiene poco sentido que los países más pobres del mundo les presten dinero a los más ricos a tasas de interés bajas. El sistema es inestable. El sistema de reservas en dólares está deshilachándose, pero probablemente sea reemplazado por un sistema dólar/euro o dólar/euro/yen que es incluso más inestable. Las emisiones anuales de una moneda de reserva global (lo que Keynes llamaba Bancor o el Fondo Monetario Internacional llama DEG) podrían ayudar a estimular la demanda agregada global, y utilizarse para promover el desarrollo y encarar los problemas del calentamiento global.

Este ejercicio será lúgubre. El interrogante que necesitamos formularnos ahora es: ¿cómo podemos mejorar las posibilidades de que finalmente logremos una recuperación robusta?

Fuente: El País.com
Autor: Joseph E. Stiglitz, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia y premio Nobel de Economía en 2001, es coautor, junto a Linda Bilmes, de The three trillion dollar war: the true costs of the Iraq conflict. © Project Syndicate, 2008.
Traducción: Claudia Martínez Joseph

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sábado, 24 de enero de 2009

El auge del fundamentalismo. ¿El regreso de las religiones? Por Juan José Sebreli

El sociólogo se ocupa de un tema crucial en los últimos tiempos, actualizado de manera dramática a partir del conflicto en la Franja de Gaza: la tensa relación entre religión y política. Las conversaciones entre el filósofo ateo Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger, poco antes de ser consagrado Papa, incitan a una reflexión sobre las posibilidades de la democracia de integrar a las creencias religiosas, y sobre todo, acerca de la aceptación de las iglesias para vivir en un mundo moderno y racional. Para eso también es necesario que las teocracias de Oriente Medio acepten esos cambios.

El resurgimiento del fundamentalismo islámico en el Medio Oriente y en países asiáticos con teocracias capaces de movilizar a amplios sectores populares, actualizó el tema del fin del “desencantamiento del mundo” y del regreso de las religiones.

Sin embargo, en occidente estos sucesos adquieren un carácter contradictorio, si bien se observa desde finales del siglo pasado y comienzos del actual una revalorización de la religión tan devaluada en tiempos anteriores, a la vez, se notan signos opuestos de debilitamiento. En el catolicismo, las vocaciones sacerdotales son cada día más escasas, disminuyen la asistencia a misa y los matrimonios por Iglesia, y casi ha desaparecido la confesión. Los dogmas contra la disolución del matrimonio, la anticoncepción, el aborto, la libertad sexual no son acatados ni siquiera por los mismos creyentes; nunca la religión incidió menos en la vida cotidiana del hombre común.

Las exequias del Papa Wojtyla fueron un suceso mediático multitudinario pero no menos al fin que las de Lady D. Como decía César Magris la Iglesia puede colmar las plazas pero no llenar los templos. Los medios de comunicación masiva han transformado la religión en un espectáculo, a su vez algunos grupos políticos la usan a favor de sus propios intereses y ciertos intelectuales versátiles que, hasta hace poco la desdeñaban, ahora la alaban,

Uno de los últimos debates que agitaron los círculos de la intelectualidad europea fue el sostenido entre Jürgen Habermas y el filósofo italiano Paolo Flores d’Arcais. Esta polémica fue precedida por otra más curiosa entre Flores d’Arcais y el entonces todavía cardenal y prefecto de la Inquisición, Joseph Ratzinger moderados por un judio (¿Dios existe? Diálogo sobre la fe, el saber y el ateismo). A este debate debe agregarse la obra teórica y la militancia del teólogo y filósofo católico Hans Kung que, desde hace años, viene bregando por una profunda reforma modernizadora de la Iglesia.

No siempre el debate religioso se da en ese nivel, algunos académicos caen en posiciones tan artificiosas como la de Gianni Vátimo al intentar la amalgama de Nietzsche y el cristianismo, otros más frívolos adecuan el espiritualismo oriental al gusto californiano.

Es curioso asimismo que un pensador como Carl Schmitt que reivindicaba las más retrógradas tradiciones del catolicismo contrareformista –Donoso Cortés– es hoy rescatado igualmente por el conservadurismo y por el progresismo neopopulista.

Más significativo aún es la influencia del fundamentalismo evangélico en la derecha del partido republicano estadounidense. Es sabido que buena parte de los electores de George W. Busch lo fueron por sus posiciones religiosas opuestas al aborto y a la homosexualidad. Esta incidencia de la fe en la política no forma, sin embargo, parte de la tradición estadounidense. A diferencia de los países hispanoamericanos de origen católico, la religión se mantuvo separada del Estado desde el orígen mismo de su constitución como nación tal como lo muestra la Declaración de derechos de 1776, donde por primera vez en la historia se garantizaba “el respeto recíproco de la libertad religiosa de los demás”. Los protestantes evolucionaron antes que los católicos porque en la Reforma, con la libertad de interpretación de La Biblia, estaba el gérmen mismo de la secularización.

En la actualidad, en el corazón de occidente han surgido no sólo movimientos religiosos, sino también filosóficos y hasta estéticos contrarios a la racionalidad, la modernidad, el progreso científico y la democracia que constituyeron su paradigma desde la Ilustración. Samuel Huntington se equivocaba cuando hablaba de “choque de civilizaciones” porque el conflicto no se da tan sólo entre occidente y oriente, sino en el mismo occidente.

Habermas, en el debate al que nos referimos habla del surgimiento de un “pensamiento posmetafísico” como fundamento de una “sociedad posecular” que no implica un retorno a una sociedad presecular y premoderna sino la neutralidad y abstención del Estado democrático con respecto a las visiones del mundo, filosóficas o religiosas. Esta posición fue la defendida, contra la presión de las religiones, en la redacción de la Constitución de la Unión Europea que decidió abstenerse de mencionar a Dios, pues eso hubiera sido excluir a agnósticos y ateos.

El regreso de las religiones en el mundo occidental se diferencia todavía del fundamentalismo musulmán. Salvo las extravagancias academicistas y las minorías de integristas católicos, fundamentalistas evangélicos o de ortodoxos judíos, las religiones antiguas han aceptado vivir en sociedades seculares. Las últimas expresiones de “naciones católicas” terminaron con el fin de las dictaduras española y portuguesa en Europa y las dictaduras militares en América latina. Tardíamente, la Iglesia Católica con el Concilio Vaticano II en 1965, aceptó la democracia y el liberalismo, satanizados hasta entonces. Luego de siglos de luchar vanamente contra el avance de la modernidad, el Vaticano –aunque todavía tiene pendiente la firma de la declaración de ls derechos humanos del Consejo de Europa– ha tenido la inteligencia de adecuar sus doctrinas de origen premoderno a los descubrimientos de las ciencias, a convivir con otras religiones y con los no creyentes y respetar la secularización del Estado de derecho y la Sociedad civil para poder sobrevivir en el mundo moderno. El hecho de que Ratzinger, que luego fuera un Papa tan conservador como Benedicto XVI aceptara un debate público con un filósofo ateo, con la moderación de un judío, muestra que la Iglesia se ha resignado, aunque a disgusto, a vivir en una sociedad secularizada. No nos imaginamos, en cambio, un diálogo similar entre un ayhatolah y Salman Rudshi discutiendo sobre la existencia de Alá; la conversación se redujo allí a una orden de asesinato. El Islam, salvo algunos pocos países y aun en estos no en su totalidad, está lejos de esa transformación secularizadora y modernizadora que con vacilaciones, emprendieron las otras dos religiones antiguas, monoteístas y de igual origen abrahámico.

Sólo un Estado democrático es capaz de reconocer el conflicto inconciliable entre creyentes y no creyentes y entre creyentes de distintas religiones y, a la vez, impedir que ese conflicto devenga guerra ideológica. La modernización y la democracia dejarán de ser para los orientales, una intromisión imperialista de occidente, sólo cuando se decidan emprender por sí mismos, el proceso de secularización, y transformen la teocracia en un estado laico.

Esas transformaciones no serán fáciles de lograr cuando algunos sectores de la intelectualidad occidental, los posmodernos, pretenden relativizar la tradición universalista de los valores democráticos reduciéndolos a mera particularidad occidental y justifiquen, sin quererlo, en nombre del multiculturalismo, desigualdades y opresiones que no aceptarían en su propio país, por el mero hecho de constituir parte del ritual religioso y la identidad cultural de otros pueblos.


Fuente: DiarioPerfil.com
Autor: Juan José Sebreli (1930- ), es un reconocido sociólogo, historiador, crítico literario, analista político, traductor y filósofo argentino, nacido en Buenos Aires. En sus ensayos, de tema literario, sociológico o político, ha recogido las influencias de Jean-Paul Sartre, el marxismo o el psicoanálisis de Sigmund Freud.
Entre sus numerosas obras figuran: Martínez Estrada, una rebelión inútil (1960), Buenos Aires, vida cotidiana y alienación (1964), Mar del Plata, el ocio represivo (1970), Los deseos imaginarios del peronismo (1983), La saga de los Anchorena (1985), El asedio a la modernidad (1991), El vacilar de las cosas (1993), Las aventuras de la vanguardia (2000), Crítica de las ideas políticas argentinas, (2002), El olvido de la razón (2007).

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martes, 20 de enero de 2009

Los límites del poder de la Casa Blanca. Por Joseph S. Nye

Este articulo ha salido publicado el día 7 de noviembre de 2008, en el diario El País, de España y lo he reservado para reproducirlo hoy; el día que Barack Obama es investido como el 44º Presidente de los Estados Unidos de América, días antes del 200 aniversario del nacimiento del presidente Abraham Lincoln. Editor

Uno de los primeros retos con los que se va a encontrar el presidente Barack Obama es la actual crisis financiera, que ha puesto en tela de juicio el poder estadounidense. Un artículo aparecido en The Far Eastern Economic Review proclama que "la crisis de Wall Street presagia un giro tectónico mundial: el comienzo del declive del poder estadounidense". El presidente ruso, Dmitri Medvédev, cree que la crisis es una señal de que el liderazgo mundial de EE UU está llegando a su fin, y el presidente venezolano, Hugo Chávez, ha declarado que Pekín es ya mucho más importante que Nueva York.

Sin embargo, el dólar, símbolo del poder de Estados Unidos, ha subido, en vez de bajar. Como destaca Kenneth Rogoff, catedrático de Harvard, "es irónico, después de que hayamos metido la pata hasta el fondo, que la reacción de los extranjeros sea invertir más dinero en nuestro país". Cuando Estados Unidos contrajo la gripe financiera, otros países le siguieron. Muchos extranjeros pasaron rápidamente de alegrarse del mal ajeno a tener miedo; y se refugiaron en la seguridad de los bonos del Tesoro estadounidense.

La fuerza de la economía estadounidense sigue siendo impresionante. El mal comportamiento de Wall Street y los reguladores estadounidenses le ha costado mucho al país en atractivo de su modelo económico, pero el golpe no tiene por qué ser fatal si, a diferencia de Japón en los años noventa, EE UU consigue absorber las pérdidas y limitar los daños. La economía estadounidense es la más competitiva del mundo, por la flexibilidad de su mercado de trabajo, la educación superior, la estabilidad política y la apertura a la innovación.

No obstante, cabe preguntarse sobre el futuro a largo plazo del poder estadounidense. Una previsión para 2025 que está elaborando el Consejo Nacional de Inteligencia de EE UU cree que el dominio de este país estará "muy disminuido" y que el terreno fundamental en el que persistirá la superioridad norteamericana -el poder militar- tendrá menos importancia en el mundo competitivo del futuro. No se trata tanto del declive de Estados Unidos como del ascenso de los demás.

En el mundo actual, el reparto de poder se parece a un complejo juego de ajedrez tridimensional. En el tablero superior, el poder militar es, en gran parte, unipolar, y seguramente seguirá siéndolo durante un tiempo. Pero, en el tablero intermedio, el poder económico ya es multipolar, con Estados Unidos, Europa, Japón y China como jugadores fundamentales y otros que adquieren cada vez más importancia.

El tablero inferior es el ámbito de las relaciones transnacionales que escapan al control de los Gobiernos. En él hay actores tan variados como los banqueros, los terroristas y los piratas informáticos. En él se incluyen también nuevos retos como las pandemias y el cambio climático. En este tablero inferior, el poder está muy disperso, y no tiene sentido hablar de unipolaridad, multipolaridad o hegemonía.

Después de la crisis financiera, el factor en la política interestatal más importante será la continuación del "regreso de Asia". El ascenso de China e India puede crear inestabilidad, pero es un problema con precedentes, y la historia puede enseñarnos cómo la política puede influir en el resultado. Hace un siglo, Gran Bretaña abordó el ascenso del poder estadounidense sin conflictos, mientras que el mundo no supo ocuparse debidamente del ascenso del poder alemán y eso desembocó en dos guerras mundiales.

También hay que hacer algo respecto al ascenso de los actores no estatales. En 2001, un grupo no estatal mató a más estadounidenses de los que Japón había matado en Pearl Harbor. Una pandemia propagada por aves o por viajeros en avión podría matar a más gente de la que murió en las dos guerras mundiales.

El reto al que se enfrenta Barack Obama es que cada vez hay más cuestiones y problemas que se escapan al control de los Estados, incluso del más poderoso. Aunque EE UU sigue saliendo bien parado según las formas tradicionales de medir el poder, dichas formas están cada vez más anticuadas para captar lo que hoy define la política mundial, que, debido a la revolución de la información y a la globalización, está cambiando de tal manera que es imposible que los estadounidenses logren todos sus objetivos internacionales si actúan a solas.

Por ejemplo, la estabilidad financiera mundial es fundamental para la prosperidad de Estados Unidos, pero se precisa la cooperación de otros países para garantizarla. El cambio climático también afectará a nuestra calidad de vida, pero Estados Unidos no puede abordar el problema por su cuenta. Y, en un mundo en el que las fronteras son cada vez más porosas y permiten el paso de todo, desde las drogas hasta el terrorismo, pasando por las enfermedades infecciosas, Estados Unidos debe movilizar coaliciones internacionales para afrontar amenazas y problemas comunes.

Estados Unidos es la mayor economía del mundo y su liderazgo seguirá siendo crucial. El problema del poder estadounidense tras la crisis financiera no es que esté en declive, sino que es preciso darse cuenta de que ni siquiera el país más poderoso puede alcanzar sus objetivos sin la ayuda de los demás. Por suerte, Barack Obama es consciente de ello.


Fuente: ElPaís.com / © Project Syndicate, 2008.
Autor: Joseph S. Nye Jr., decano de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, fue presidente del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos y Secretario Adjunto de Defensa en el gobierno de Clinton. Autor de Soft Power: The Means to Success in World Politics.
Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia.

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lunes, 19 de enero de 2009

La costosa herencia de Bush

Obama asumirá la Presidencia de un país casi en bancarrota; debe pagar la factura de las malas decisiones económicas de su predecesor, en el desafío de rescatar al capitalismo.

Barack Obama recibe de manos de George W. Bush un país con dos guerras (Irak y Afganistán), un nuevo conflicto bélico en Gaza y una carga billonaria de costos y deudas, en medio de la mayor crisis económica sufrida por Estados Unidos desde la Gran Depresión (1929). Eso aterraría a cualquiera, pero no a quien a partir del día 20 debe ocupar la presidencia de la aún más poderosa nación del planeta. El monto de esa carga, calculado por el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, es brutal: más de 10 billones de dólares, es decir, más de 10 millones de millones de dólares.

Obama, nacido en Hawai de una madre estadounidense y un padre de Kenia, y quien vivió un tiempo en Indonesia, sabe qué país hereda. No se cansó de repetirlo a lo largo de la campaña que lo llevó a la presidencia, en la que puso el acento en las dificultades económicas y en el desastre de los conflictos afgano e iraquí. “No tengo una bola de cristal… Creo que 2009 será un año muy duro”, admitió en una entrevista con la revista Time, que lo designó “hombre del año”.

Tan sólo en noviembre pasado, mes en que Obama ganó la elección, superando la barrera de los prejuicios raciales, EU perdió 533 mil empleos, la cifra más alta en un mes desde 1974. El porcentaje del desempleo llegó a 7.2% en diciembre. Pero en los ocho años de los dos mandatos presidenciales de Bush (2001-2005, 2005-2009) han desaparecido casi cuatro millones de puestos en el sector manufacturero. En total, ahora hay en EU 11 millones de desempleados. Tres millones 600 mil personas perdieron sus casas en la crisis hipotecaria.

Los estadounidenses votaron con el bolsillo, los bolsillos vacíos. EU es hoy una nación en bancarrota. El déficit fiscal proyectado para 2009 alcanza los 750 mil millones de dólares, el costo de las guerras de las guerras en Irak y Afganistán sólo en 2008 fue de 208 mil millones de dólares. La deuda nacional de EU es de 10.6 billones de dólares, más del 70% del PIB estadounidense. Stiglitz estima que cada hombre, mujer y niño en EU debe nueve mil dólares a otro país. La suma incluye los rescates de las hipotecarias (la deuda de Fannie Mae y Freddie Mac: 1.6 billones de dólares), el rescates de los acreedores de éstas aprobado por el Congreso: 700 mil millones de dólares y el compromiso de salvamento de la aseguradora AIG y de Bear Stearns: 800 mil millones de dólares).

“El gran problema del desastre de los ocho años del gobierno de Bush es que sus consecuencias negativas seguirán sintiéndose en los próximos años”, advirtieron Stiglitz y Linda J. Bilmes en un artículo de la revista Harpers de enero. Ambos expertos dicen que “el peor legado de los pasados ocho años es que a pesar del colosal gasto gubernamental, los estadounidenses están peor ahora que en 2001”. En los años de Bush, el ahora “vaquero solitario”, las 15 mil familias más ricas duplicaron su ingreso anual de 15 millones a 30 millones de dólares, y las ganancias de las corporaciones crecieron en 68%, cinco veces más que el crecimiento conjunto de la economía de EU.

Y las razones, de acuerdo con Stiglitz y Bilmes, son no sólo que “el dinero fue dilapidado en Irak”, sino que “fue entregado como premio fiscal a los individuos más ricos de EU y a las corporaciones, en lugar de asignarlo a educación, infraestructura, independencia energética”.

Atender esos sectores es justamente lo que Obama prometió hacer desde que estaba en campaña. El plan de estímulo económico de Obama por 775 mil millones de dólares incluye un inmediato recorte de impuestos por 300 mil millones de dólares en los próximos dos años para beneficiar a familias de clase media (mil dólares a parejas y 500 a individuos) y empresas. Otro propósito es salvar o crear tres millones de empleos. El presidente electo ha advertido al Congreso que “la recesión podría prolongarse por años” si no se aprueba su plan y ayer amenazó con lanzar si primer veto presidencial si los legisladores bloquean la segunda parte de los fondos para rescatar al sector financiero por 350 mil millones de dólares.

Obama debe pagar ahora la factura de las malas decisiones de Bush. Aunque admitió sentirse “abrumado por los retos que nos aguardan” en una entrevista con El País, Obama también dijo sentir confianza en sí mismo para asimilar los consejos de sus asesores.

De hecho, Obama comenzó a mostrar control de la situación incluso antes de asumir la presidencia, comentó el semanario The Economist, para el cual los primeros 100 días de Obama comenzaron desde principios de diciembre pasado. El respetado analista Fareed Zakaria dice que “para que Obama sea recordado como un gran presidente, tiene que rescatar nada menos que al capitalismo”. ¿Podrá?

Fuente: ElUniversal.com.mx
Autor: Eduardo Mora Tavares / Mexico.

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sábado, 17 de enero de 2009

Detrás del odio: Las raices del conflicto de Palestina - Israel / Behind the Hatred: The Roots of Conflict



'Detrás del odio: Las raíces del conflicto de Palestina-Israel' (Behind the Hatred: The Roots of Conflict), una co-producción de Discovery Channel, BBC News, New York Times y la televisión NBC News, que fue ganadora de dos premios Emmy 2003.

Durante casi 47 minutos nos permite descubrir las raíces del conflicto en el Oriente Medio, y señalar los paralelismos entre el pasado y el presente. Y entender el papel que los Estados Unidos ha desempeñado en el proceso de paz y los retos de la negociación.

Ante la situación actual de este enfrentamiento, este documental -aunque haya sido presentado en el año 2002- nos permite 'entender los tiempos' a través de un exhaustivo examen de la conflicto palestino-israelí: desde una nueva perspectiva sobre la historia, la política y los temas sociales detrás del conflicto, incluidos los atentados suicidas. A través de entrevistas, imágenes de archivo, y los estudios históricos profundos, entenderemos por qué la cooperación ha sido tan difícil de alcanzar y en especial porque todavía existen barreras para la paz.

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domingo, 11 de enero de 2009

Keynes, el rey de la economía mundial... aunque murió en 1946

El conservador diario parisino “Le Figaro” lo distinguió el hombre del año. “En todas partes los gobiernos se basan en él”, aseguró.

El mítico economista británico John Maynard Keynes (1883-1946) fue elegido el hombre del año por el conservador diario parisino "Le Figaro". "Hoy el economista más vivo del planeta", sostiene el matutino en su edición de hoy.

"Ya sea en la izquierda o en la derecha, desde el inicio de la crisis, en todas partes los gobiernos se basan en él para solucionar los embrollos de sus economías", comenta el diario.

Keynes saltó a la fama en la crisis económica de 1929, cuando recomendó a los gobiernos programas de políticas fiscales y monetarias activas, para impulsar la producción a través de la demanda y generar puestos de trabajo.


El crítico de las teorías liberales y defensor del intervencionismo estatal estudió matemática y filosofía antes que economía e intentó relacionar teoría y práctica. Así, trabajó en el Tesoro británico y hasta fines de la Segunda Guerra Mundial contribuyó a la reforma del sistema financiero mundial (Bretton Woods).

La teoría de Keynes orientada en la demanda tuvo mucha aprobación en los años '50 y '60 y se convirtió en la base de las políticas económicas no sólo de los socialdemócratas. Desde los años 70, fue desplazada cada vez más por las teorías de mercado neoliberales, según las cuáles el Estado debe mantenerse lo más fuera posible de la economía.

El colapso de los mercados financieros y la perspectiva de una nueva crisis económica mundial llevaron en los últimos meses, sin embargo, a un "regreso al Estado" y a las ideas keynesianas.*

Principales contribuciones al pensamiento económico.

En su obra principal, Teoría general del empleo, el interés y el dinero, Keynes escribió sus opiniones en lo referente al empleo, teoría monetaria, y el ciclo de comercio, entre otros temas. Su obra dedicada al empleo se oponía a todo lo que los economistas clásicos habían enseñado. Keynes decía que la causa real del desempleo era el insuficiente gasto en inversión. Él creía que la cantidad de trabajo entregada es diferente cuando el decremento en los salarios reales (el producto marginal del trabajo) se debe al decremento del salario monetario, que en el caso cuando se debe a un incremento del nivel de precios, asumiendo que el salario monetario se mantenga constante.

Se puede sintetizar su aporte en el concepto de que cuando la demanda deviene transitoriamente más pequeña, ello puede tener como consecuencia, en determinados contextos institucionales, el que la oferta también sea contraída; con lo que resultaría un nuevo equilibrio del mercado, pero habiendo perdido el mercado mismo cierta magnitud entre ambos momentos.

En su teoría, el desencadenante de esos movimientos en la demanda y la oferta es el mercado de capital; la demanda de capital transitoriamente deviene menor, a partir de lo cual la oferta de capital le sigue mímicamente a la baja, en vez de mantenerse transitoriamente o aumentar transitoriamente.

Al resolverse ambos movimientos, el de la demanda de capital y el de la oferta de capital, ambos a la baja, el mercado como un todo vuelve a un nuevo equilibrio. Pero en éste, la cantidad de capital aplicado sera menor que antes, por lo cual la nueva proporción resultante entre los demás factores de producción- Trabajo y Recursos, y el capital ultimamente en el mercado, se alterará. Al reducirse o retenerse parte del capital o ahorro de antaño, una parte de los otros dos factores resultará excedente y no podrá más que quedar fuera del mercado; se realiza como un creciente stock involuntario de estos otros dos factores. Todo esto sucede en el contexto de cierta inflexibilidad en la información que se disemina y comunica, a partir de un marco institucional dado; que queda más o menos anacrónico o extemporáneo a los giros en el mercado de capital, que desencadenan luego el desempleo o la formación involuntaria de stocks de factores.

En su Teoría del dinero, Keynes dijo que los ahorros e inversión estaban determinados en forma independiente. La cantidad destinada a ahorro tenía poco que ver con las variaciones en las tasas de interés que a su vez tenían poco que ver con cuanto se destinaba a inversión. Keynes pensó que los cambios en la cantidad destinada a ahorro dependían en la predisposición para consumir que resultaba de cambios incrementales, marginales, al ingreso. Por tanto, la cantidad destinada a inversión estaba determinada por la relación entre la tasa esperada de retorno sobre la inversión y la tasa de interés.**

*Fuente: CriticaDigital.com
**Fuente: Wikipedia

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jueves, 8 de enero de 2009

¿Fin del 'idilio' entre EE UU y el Vaticano?

Obama, defensor del aborto y de la investigación con células madre, busca el equilibrio con la Iglesia - Su agenda política le aleja de la jerarquía católica.

El cardenal Edward Egan y el entonces candidato a presidente Barack Obama

George Bush ha sido bautizado como "el primer presidente católico de Estados Unidos" por su cercanía con Juan Pablo II y Benedicto XVI y por involucrarse en los asuntos que el Vaticano ha convertido en campos de batalla sociales del siglo XXI, como la defensa de la idea tradicional de la familia. Ahora que se marcha, su sucesor, Barack Obama, se enfrenta a las reticencias de la jerarquía católica norteamericana, que ve en él a un político comprometido con causas en las que el Vaticano no está dispuesto a ceder, como la defensa del derecho al aborto o la investigación con células madre.

Uno de los norteamericanos con mayor rango en el Vaticano, el cardenal James Francis Stafford, dio al presidente electo su particular bienvenida a Washington el pasado noviembre con un discurso en la Universidad Católica de América. El día de las elecciones, dijo, el país sufrió un "terremoto cultural" instigado por la victoria de un político que condujo una campaña "extremista y opuesta al derecho a la vida".

Las bases católicas, sin embargo, no se identifican con este discurso apocalíptico. El grupo Catholics United se reunió a finales de 2008 con el equipo de transición de Obama para comunicarle sus prioridades: reducir el número de abortos y erradicar la pobreza. "Es el único candidato que tenía en su programa el compromiso de disminuir las interrupciones de embarazo", explica James Salt, director de organización de esta asociación. "Los republicanos se centraron, simplemente, en prohibirlo. Pero no hablaban de reducirlo. Y eso se logra con educación y mejoras sociales".

Durante los pasados ocho años, la jerarquía católica de EE UU ha aceptado al presidente saliente como uno de los suyos, a pesar de que es protestante y acude a una iglesia metodista en Tejas. En 2004, Bush, que se había lanzado a una guerra que horrorizó al Vaticano, quiso aplacar a las bases religiosas con dos propuestas: sendas reformas constitucionales para ilegalizar tanto el aborto como el matrimonio gay. Ninguna se llegó a materializar. Pero Bush se quedó con la bendición de la Iglesia católica. Sin embargo, no a todos los católicos les ha convencido el supuesto catolicismo espiritual de Bush. "Tuvo un buen despegue y un mal aterrizaje", explica Douglas Kmiec, jefe de la oficina de asesoramiento legal de los presidentes Ronald Reagan y George Bush padre. "En sus campañas electorales comenzó como un gran defensor del derecho a la vida. Pero ocho años después tenemos una política exterior basada en la guerra. Su historial en medioambiente es deficiente. La economía se tambalea y está dejando a muchos al borde de la pobreza. Son factores que afectan también a la santidad de la vida".

Obama debe decidir ahora los asuntos de la nueva agenda demócrata con el Vaticano. "Se mantendrá al margen de asuntos como el de los abusos a menores, algo de lo que la Iglesia se ha encargado de forma muy eficiente en los pasados años", explica Gene Beaupre, profesor de Ciencia Política en la Universidad jesuita Xavier. "El del aborto tampoco marcará la agenda. Porque las bases católicas son menos apasionadas en este asunto que la jerarquía eclesiástica. A las familias católicas les importan también otros asuntos como obtener un salario digno, luchar contra el paro y la pobreza y otros aspectos que afectan a la dignidad de la vida". Con una agenda como ésta, para Obama será más fácil encandilar a las bases que a las altas esferas del Vaticano.

Fuente: ElPaís.com Titulo original: "Fin del 'idilio' EE UU-Vaticano"
Autor: David Alandete, Washington.

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martes, 6 de enero de 2009

Jesús a sus hijos: Dios no existe pero los Reyes Magos si que existen

Hoy es un día muy especial en muchos países, en especial para los niños ya que es significado de regalos provenientes de los "reyes magos". Los "reyes magos" (también conocidos como los magos de oriente) es el nombre por el que tradicionalmente se denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acuden desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra. En muchos países (en especial los hispanohablantes) existe la tradición de representar a los tres Reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior a la Epifanía.

Hoy me tropiezo con un post de Martin Varsavsky, con un titulo que me llevo rápidamente a leerlo; Jesús a sus hijos: Dios no existe pero los Reyes Magos si que existen. Donde dice: "Hoy, día de reyes, recordé una discusión que tuve con un íntimo amigo español cuando me mudé de Nueva York a Madrid. Resulta que mi amigo madrileño, que curiosamente no cree en Dios pero se llama Jesús, sabía que mis hijos estaban enterados que los Reyes Magos eran los padres y estaba preocupado que le revelaran la verdad a sus hijos. A Jesus le encantaba el mágico momento que sus chicos se despertaban y encontraban los regalos dejados por los camellos. Al mismo tiempo a Jesús no le parecía contradictorio nunca hablarle a sus hijos de Dios pero si hablarles con tanto entusiasmo de los Reyes Magos. Es más cuando le saqué el tema me dijo, “si yo no creo en Dios cómo les voy a hablar de Dios”. Claro pensé yo, me imagino que sería complicado para Jesús si les hablara de Dios a los chicos un día tener que revelarle a los chicos que no solo el era un Rey Mago sino también el único Jesús que existía. Pero igual me parecía incoherente este tema de defender a los Reyes Magos por encima del niño Jesús que supuestamente recibía sus regalos. O todo o nada pensaba yo. Y en mi caso era claramente nada. La idea de mentirle a un chico digamos hasta los 7 años no tenía mucho sentido. Creo que mentir o ser incoherente deja secuelas en la educación infantil. Pero cuando salí a buscar aliados para defender mi postura fracasé rotundamente. Hice una encuesta informal entre mis otros amigos españoles y descubrí que la mayoría de ellos no eran creyentes pero si les contaban el cuento de los Reyes Magos a sus hijos tan convencidos como Jesús. El tema fue debatido en una excursión de bici de montaña por la Sierra Pobre y mi postura quedó sin ningún apoyo. Miguel, Amaro, Christoph, Antonio, todos estaban con Jesús. No a Dios, pero si a los Reyes Magos era el slogan de la Peña. Finalmente, intimidado por las circunstancias junté a mis 3 hijos y les dije que ni se les ocurriera revelarle a sus amigos que los Reyes Magos no existían. Eso si, les aclaré que con Dios no tenían nada de que preocuparse, su existencia podía ser cuestionada sin problema".
Esta festividad, obviamente como la mayoría de las fiestas del cristianismo popular van de la mano de elementos paganos, también van asociadas a un increíble paradoja -la que Martin Varsavsky describe- la de aquellos que la observan, conmemoran y recuerdan pero sin recordar a ese niño de Belén que cambio la historia. Recordarlo, imposible, ya que no creen en El, porque son ateos... pero eso si, creen en los "reyes magos". Obviamente que estos personajes sin Jesús y su mención en la Biblia hubieran pasado desapercibidos en la historia.
Estos son los nuevos ateos, "feligreses" de un ateísmo mas irracional que el tradicional, sin retorica y sin "principios". Un producto de estos tiempos, caracterizados por la irracionalidad y eticamente regido por la situación o las costumbre; incongruente pero sin dudas autocomplaciente.
Elena de White escribió: "El hombre ha abandonado a Dios en casi todas las cosas, y ha vuelto su atención hacia sí mismo. Ha dejado los manantiales puros de agua viviente que fluyen del trono de Dios, y se han procurado para sí cisternas rotas que no pueden contener agua. Dios le dio al hombre una prueba para que pueda ser apto para el cielo. Debía levantar su mirada hacia Dios, quien debía ser el objeto de la adoración del alma, pero las facultades talentosas, hábiles e ingeniosas se ejercieron todas para hacer del yo el objeto supremo de la atención. El hombre ha quitado su mirada de la Deidad y ha puesto sus ojos en lo finito, lo terrenal, lo corruptible".

"Satanás está tras esta obra de poner a Dios fuera de la mente e interpone el mundo al yo para que el ojo no se fije sólo en la gloria de Dios. Satanás cautiva y engaña la mente. Su sabiduría infernal se ejercita continuamente para moldear y modelar el material con el cual tiene que tratar, para hacer de Dios el objeto menor y último de la devoción".

Menesez Filipov

Fotografía:La adoración de los Reyes Magos, 1619, Velázquez

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¿Ya no se lleva la libertad? Por Antonio Argandoña

¿No convendrá acudir también a la religión, para entender qué es la libertad?
El pasado 24 de diciembre, el Wall Street Journal publicó un editorial que ya había aparecido el año pasado. ¿Iban cortos de material? ¿Se les habían acabado las ideas? A lo mejor es que el tema era importante... Bueno, de hecho vienen publicando ese mismo editorial desde hace 59 años. Y parece que muchos de sus lectores todavía no se han enterado de su mensaje.

Hoy, a muchos conciudadanos nuestros ese artículo les habrá sonado a un idioma desconocido. De entrada, el título está en latín: In hoc anno Domini, en este año del Señor. Luego, parece políticamente incorrecto, porque hace una referencia directa a la religión cristiana. Recuerda el viaje de Pablo de Tarso a Damasco para detener a los cristianos que encontrase y llevárselos a Jerusalén para ser juzgados. En aquel viaje, Pablo se encontró con alguien, Jesús, que él creía que era un fantasma del pasado, pero que estaba vivo y que se sentía identificado con aquellos desgraciados a quienes Pablo quería castigar. Y empezó a pensar de otra manera.

Vermont Royster, el editorialista del Wall Street Journal en 1949, no pretendía hablar de religión. A su periódico le preocupaba la libertad: poco antes había acabado la más terrible guerra de la historia, y el mundo parecía indeciso entre un comunismo rampante y un socialismo no menos amenazante. El editorial que comento recuerda también cómo el mundo en que vivía Pablo de Tarso no era un mundo libre. Había, sí, paz y orden, pero mucha opresión para los que no eran amigos de Tiberio César, “los que se atrevían a pensar de manera diferente eran perseguidos… aquellos que venían de tribus que no era romanas eran esclavizados… y, sobre todo, había en todas partes un desprecio de la vida humana”. Aquel hombre que se cruzó con Pablo en el camino de Damasco había venido para defender la libertad.

A las mujeres y los hombres de 2009 quizás nos llame la atención que un periódico económico, laico, que se edita para ganar dinero (pero también para difundir ideas), utilice argumentos religiosos para defender la libertad. Y que lo hiciese no sólo hace casi seis décadas, sino que lo vuelva a repetir cada año.

De esta insistencia del Wall Street Journal en defender la libertad humana con argumentos del cristianismo me gustaría sacar una conclusión y hacerme una pregunta. Empezaré por ésta: ¿qué ha cambiado, para que hoy esa religión no nos hable de libertad? ¿Ha cambiado la religión? No parece que este sea el caso. Entonces, ¿ha cambiado el concepto de libertad? Sospecho que sí: ahora queremos “andar erguidos y no inclinar la cabeza ni siquiera ante Dios” —quizás nos hemos hecho una idea errónea de quién es ese Dios—. Cuando uno anda muy erguido, puede pisar a los demás. O, como dice también el editorial, quizás hemos vendido “nuestros derechos como hijos de Dios, a cambio de un plato de potaje, y ya no andamos en la libertad”. De buena fe, sin duda, pero no sabemos qué es ser libres.

Y la conclusión: ¿no habrá algo de verdad en los argumentos del Wall Street Journal? Quiero decir, ¿no convendrá acudir también a la religión, para entender qué es la libertad? Ya sé que esto no se lleva hoy, pero ¿quiénes son esos nuevos césares que nos dicen qué lecturas nos convienen y cuáles no, excluyendo, por ejemplo, las de aquel Pablo de Tarso que descubrió la libertad, hace dos mil años, en el camino de Damasco?

Fuente Gaceta.es
Autor: Antonio Argandoña
Fotografía: La conversión de san Pablo, cuadro de Bartolomé Esteban Murillo. Madrid, Museo del Prado.

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domingo, 4 de enero de 2009

Capitalismo y confianza. Por Gabriel Jackson.

Confieso que de adolescente tenía sentimientos muy encontrados respecto al sistema capitalista. Soñaba con profesiones como la de profesor de humanidades o músico de orquesta, que nunca me reportarían un puesto en la Bolsa, y mientras recorría las calles de Nueva York veía a hombres-anuncio de unos diez años más que yo que, proclamando que eran "Doctor en Física por el Instituto de Tecnología de Massachusetts" o "Doctor en Economía por Harvard", vendían manzanas. Pero también tenía un tío que, sin haber estudiado en la universidad, se había montado una buena papelería, se había comprado una bonita casa estucada en las afueras y, a lo largo del tiempo, más que perder había ganado en sus inversiones en Bolsa.

Para complicar un poco más mis sentimientos, yo admiraba mucho a los grupos de jóvenes comunistas que ayudaban a las familias a volver a los pisos de los que la policía acababa de des-alojarlas por no pagar el alquiler. Sin embargo, la razón principal de que no me hiciera comunista fue la repugnancia que en agosto de 1936 me causó el juicio por "traición" contra los "viejos bolcheviques", que después de "confesar" que habían conspirado para matar a Stalin, fueron ejecutados por orden de éste.

Durante toda mi vida adulta nunca he estudiado economía de manera sistemática, pero, como historiador de la Europa contemporánea, y por razones tanto profesionales como personales, sí que seguí atentamente la competencia político-económica entre el capitalismo democrático occidental y el comunismo de cuño soviético.

Durante la grave depresión de la década de 1930, pareció bastante posible que el comunismo, gracias a su centralización económica, supuestamente racional, pudiera realmente tener más éxito que el capitalismo. Sin embargo, desde finales de los cuarenta hasta la deliberada disolución del imperio soviético, entre 1989-1991, fue quedando cada vez más claro que una economía capitalista democrática, descentralizada y de mercados relativamente libres era bastante más productiva y proporcionaba mucha más calidad de vida que el modelo comunista soviético.

Al mismo tiempo, también era cierto que el mundo capitalista, debido a la Gran Depresión de los años treinta y también a la existencia del mundo soviético como modelo alternativo, había desarrollado el "Estado del bienestar", para que sus clases trabajadoras, tanto industriales como del sector terciario, no cayeran en la tentación de optar por la seguridad económica, la asistencia sanitaria universal y la ausencia de desempleo que aparentemente proporcionaban los regímenes comunistas.

La desaparición del comunismo soviético y europeo-oriental, junto a la transformación simultánea de la China comunista, que pasó de una fracasada utopía maoísta a una exitosa combinación de economía capitalista y control autoritario de la política y la cultura, han liberado a los conservadores occidentales (sobre todo en los países anglosajones) de la inquietud que suscitaba una posible alternativa al capitalismo de libre mercado.

En general, las ventajas sociales y culturales del Estado del bienestar fueron aumentando y consolidándose paulatinamente desde finales de la década de 1940 hasta la de 1980. Sin embargo, al desaparecer el rival económico que representaba el comunismo y con el desarrollo industrial de gran parte de Asia y de Latinoamérica, el proceso de globalización que, dominado por el capitalismo, se inició en los años ochenta, comenzó a reducir las ventajas del Estado del bienestar.

Ahora, en medio de las alarmantes experiencias de nuestro siglo XXI: empezando con los escándalos contables de Enron y Arthur Andersen, y siguiendo a ritmo acelerado con las hipotecas basura, las bonificaciones de cien millones de dólares para altos cargos cuyas empresas poco después perdían la mitad o más de su valor en Bolsa, y las diversas bancarrotas y rescates con dinero público de bancos y sectores industriales supuestamente de primera fila, he tratado realmente de instruirme en las necesidades y fallos de la economía actual.

Si simplificamos un poco, pero no mucho, el lubricante fundamental que precisa cualquier transacción con efectos negociables, tarjetas de crédito, valores, obligaciones, depósitos derivados o titularizaciones es la confianza de todos los implicados en la operación.

En el caso de los productos de escritorio de mi tío, la confianza dependía simplemente de su patente calidad y de que sus precios y métodos de facturación fueran justos y fiables. Pero en un ambiente empresarial complejo, centrado en materias primas diversas y caras, y en propiedades inmobiliarias también costosas, que precisan de varios niveles de licencias públicas, y del servicio de abogados, ingenieros e investigadores científicos especializados, los procesos deben conllevar una confianza total en la integridad de las personas. No pueden quedar en manos de vendedores zalameros o de corredores formados en universidades de élite, que recuerdo que en los años ochenta predicaban: "La codicia es buena".

Quienes arriesgan su capital merecen obtener un porcentaje mayor de beneficios que el que obtendrían invirtiendo en bonos del Tesoro garantizados, pero el conjunto del sector financiero debe regularse para que la codicia, el error y el engaño humanos no conduzcan una y otra vez a crisis como la de los años treinta y la actual. Y lo que recuerdo que viví de muchacho, y lo que ahora veo reproducirse, es que la pérdida de confianza paraliza a todo el mundo, y hace que nadie se gaste un céntimo, salvo que sea para cubrir las necesidades cotidianas.

Durante el New Deal estadounidense de Franklin Roosevelt, en las sociedades socialdemócratas desarrolladas de Escandinavia, y en los Estados de bienestar de Europa Occidental posteriores a la Segunda Guerra Mundial, se daba por entendido que cualquier institución que gestionara grandes cantidades de dinero tenía que estar regulada por funcionarios responsables.

También se daba por hecho que para que el flujo de dinero sirviera para incrementar la prosperidad del conjunto de la sociedad, la gente debía tener un salario decente y poder opinar sobre sus condiciones laborales, y también contar con una asistencia sanitaria y una pensión de jubilación que le dieran confianza a la hora de gastar su dinero. En términos económicos, las décadas que median entre 1950 y 1980 fueron las mejores de la historia para los habitantes del entorno capitalista democrático. Pero el presidente Ronald Reagan, Margaret Thatcher y, en general, los teóricos del conservadurismo económico, comenzaron a postular que "el Gobierno es el problema, no la solución", y que la regulación de los bancos y los mercados de valores obstaculizaba el creativo desarrollo económico.

La existencia de bastantes ine-ficiencias y errores en los servicios públicos concedió cierta verosimilitud a esas ideas, y los fallos de la regulación se agudizaron, por el sencillo expediente de nombrar a reguladores que no creían realmente en las normas que supuestamente debían hacer cumplir.

A mis 88 años, mis deseos para el Año Nuevo son que la gente ambiciosa y enérgica limite su apetito de pura y simple riqueza, y que todos los Gobiernos democráticos, de derecha, centro o izquierda, reconozcan que la prosperidad económica depende absolutamente de la confianza, y que ésta depende de virtudes tan anticuadas como la honestidad y la moderación.

Fuente: ElPaís.com
Autor: Gabriel Jackson. Historiador, nació en Nueva York, EEUU, en 1921. Licenciado en humanidades por la Universidad de California-Los Ángeles, está considerado como una autoridad mundial en el conocimiento de la II República Española y en la Guerra Civil. El interés del escritor por la cultura hispana de entreguerras nace en la década de los 40, cuando, por casualidad, descubre la cultura española de la mano de los exiliados republicanos en México. Este estudio le servirá además para ampliar su conocimiento sobre la posterior crisis a la Gran Guerra, el auge del fascismo y el conflicto entre democracia y totalitarismo.
Sus artículos son auténticas provocaciones y desafíos a la buena conciencia. Entre sus obras traducidas al español se encuentran entre otras La república española y la guerra civil, Introducción a la España medieval, Aproximación a la España contemporánea (1898-1975). Afincado en Barcelona y colaborador habitual del diario El País, en su amplia biografía figuran también novelas como A pesar de los pesares, Historia de un historiador (2001) y El difunto kapellmeister Mozart.
En 2003 recibió el Premio Elio Antonio de Nebrija, con el que se reconoce la labor desarrollada, tanto por personas como por instituciones extranjeras en pro del estudio y de la difusión de la lengua y la cultura españolas.
Traducción: Jesús Cuéllar Menezo.

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jueves, 1 de enero de 2009

Las 10 peores predicciones del 2008

No hay nada más arriesgado para un experto que hacer pronósticos. Los 10 comentaristas y líderes de esta lista aprendieron la lección de forma dolorosa cuando sus predicciones acerca de la política, la guerra, la economía e incluso el fin de la humanidad fallaron estrepitosamente.

1. “Si [Hillary Clinton] compite contra John Edwards y Barack Obama, va a conseguir la nominación. Por lo tanto su única amenaza es Gore. … Barack Obama no va a ganar a Hillary Clinton en una sola primaria demócrata. Eso es lo que predigo en este mismo instante”. —William Kristol, Fox News Sunday, 17 de diciembre de 2006

El editor del Weekly Standard y columnista del The New York Times William Kristol no era el único, ni mucho menos, que pensaba que Clinton tenía todas las de ganar en las primarias demócratas, pero hay que tener mucha confianza en uno mismo para hacer una afirmación tan categórica más de un año antes de que se celebrase el primer caucus de Iowa. Después de lo ocurrido allí, Kristol se pasó al extremo opuesto, diciendo que Clinton iba a perder en New Hampshire y que “No habrá restauración de los Clinton”. También merece la pena resaltar que esta segunda predicción, igualmente prematura, la realizó en un artículo en el The New York Times titulado “¿Presidente Mike Huckabee?”. Se rumorea que el diario está ya buscando un sustituto.

2. “Peter escribe: ‘¿Debería estar preocupado por la liquidez de Bear Stearns y sacar mi dinero de allí?’ ¡No! ¡No! ¡No! ¡Bear Stearns está bien! No saques tu dinero. … Bear Stearns no tiene problemas. Quiero decir, si acaso podría se absorbida. ¡No saques tu dinero de Bear! ¡Es una tontería! ¡No seas tonto!” —Jim Cramer, respondiendo al e-mail de un espectador del programa Mad Money de la CNBC, 11 de marzo de 2008

Esperemos que Peter pidiese una segunda opinión a otra persona. Seis días después de que el voluble presentador de la CNBC realizase este pronunciamiento categórico, Bear Stearns sufrió el equivalente moderno a las tradicionales crisis de pánico bancario. Mientras en Wall Street corrían los rumores sobre la enorme participación de la entidad en hipotecas basura, sus acciones perdieron un 90% de su valor y el banco fue vendido por una miseria a JPMorgan Chase, gracias a la ayuda que recibió en el último minuto de la Reserva Federal de EE UU.

3. “[En] realidad las amenazas al transporte de petróleo por mar son mucho menores de lo que uno imagina. Para empezar, los petroleros son mucho menos vulnerables de lo que la gente piensa. En segundo lugar, es muy improbable que los conflictos regionales afecten de forma significativa al tráfico marítimo, y los atentados terroristas contra buques tendrían aún menos impacto económico. Tercero, sólo una potencia naval con el poderío de EE UU podría perturbar seriamente el transporte de petróleo”. —Dennis Blair y Kenneth Lieberthal, Foreign Affairs, mayo/junio 2007

El 15 de noviembre de 2008 un grupo de piratas somalíes, a bordo de lanchas hinchables, secuestró en el Océano Índico un petrolero saudí cargado con 2 millones de barriles de crudo. La audaz operación coincidía con un aumento generalizado de la piratería, sobre todo en el Golfo de Adén. Los criminales que operan en esa vía de transporte marítimo han secuestrado este año más de 50 barcos, frente a los 13 del año pasado, según los datos del Centro de Información de la Piratería. El Golfo de Adén, por donde pasa diariamente el 4% del suministro mundial de petróleo, no figuraba en la lista de cuellos de botella estratégicos en los que el transporte de oro negro podía verse afectado, que Blair y Lieberthal incluían en su artículo ‘Navegación sin incidentes: Las rutas marítimas internacionales son seguras’. Esperemos que Blair muestre un poco más de previsión si, como algunos esperan, se convierte en el director nacional de inteligencia de Barack Obama.

4. “Quien diga que estamos en recesión, o que nos dirigimos hacia una –especialmente la peor desde la Gran Depresión– está inventándose su propia definición de recesión”. —Donald Luskin, The Washington Post, 14 de septiembre de 2008

Al día siguiente de que el artículo de Luskin “Dejen de decir que la economía está mal” apareciese en la sección de opinión del The Washington Post, Lehman Brothers se declaró en bancarrota, el resto es historia. Hace tiempo que en los blogs progresistas se dice que el director de inversión de Trend Macrolytics y asesor informal de McCain es “el mayor estúpido vivo”. En esta ocasión, tienen pruebas sólidas en las que apoyar sus afirmaciones.

5. “A pesar de sus imperfecciones, un ejemplo para otros”. —The Economist en referencia a las elecciones presidenciales en Kenia, 19 de diciembre de 2007

La semana anterior a las elecciones presidenciales en Kenia, el semanario británico publicó un desafortunado editorial alabando la calidad de la democracia en el país africano y prediciendo que podría “dar ejemplo” al resto del continente. Ya les gustaría. Los comicios estuvieron plagados de casos de fraude y manipulación de votos, seguidas de un mes de revueltas y violencia étnica que causaron más de 800 muertos y 200.000 desplazados. Las matanzas finalizaron en un turbio acuerdo entre el presidente, Mwai Kibaki, y su rival Raila Odinga para repartirse el poder, dejando Kenia profundamente divididay al Gobierno sin legitimidad.

6. “El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se sumará a la carrera presidencial en febrero, cuando esté claro qué candidatos lograrán la nominación de los grandes partidos. Sus miles de millones y su organización impresionarán a los votantes –y dejarán pasmados a sus rivales. Se le verá como el tercer candidato más viable desde Teddy Roosevelt. Pero Bloomberg no llegará lejos, ya que tanto los demócratas como los republicanos le atacarán sin piedad. Entre él y Clinton se repartirán más del 50% de los votos, pero será el inconformista senador por Arizona, John McCain, quien se convierta en el próximo presidente de EE UU”. –BusinessWeek, 2 enero 2008

Ninguna de las afirmaciones de esta predicción publicada en el artículo ‘Diez eventos probables en 2008’ de BusinessWeek se acercó, siquiera remotamente, a la realidad. Tras semanas de amagos y filtraciones a la prensa, Bloomberg anunció que no se presentaba a las elecciones, ya que Barack Obama y John McCain mostraban signos del “liderazgo independiente” necesario para gobernar de forma eficaz. Tras derogar la ley de limitación de mandatos de Nueva York, parece más probable que Bloomberg se presente por tercera vez a la alcaldía de la ciudad.

7. "Existe la posibilidad real de que se generen anomalías teóricas destructivas como miniagujeros negros, cúmulos de materia extraña y transiciones espaciales De Sitter. Estos sucesos tienen la capacidad de alterar la materia a escala fundamental y destruir nuestro planeta”. —Walter Wagner, LHCDefense.org

El científico Walter Wagner, principal impulsor de Ciudadanos contra el gran colisionador de hadrones (LHC, en sus siglas en ingles), advirtiendo que el experimento podría acabar con la humanidad tal como la conocemos, presentó una demanda en el juzgado de distrito de Hawai contra la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), promotora del mayor acelerador de partículas del mundo, solicitando que los investigadores no encendiesen el dispositivo hasta que se demostrase que es seguro. El LHC empezó a funcionar en septiembre, y parece que todos seguimos aquí.

8. “Resulta cada vez más probable que el barril se sitúe entre los 150 y 200 dólares durante los próximos seis a veinticuatro meses”. —Arjun Murti, analista petrolífero de Goldman Sachs, en un informe del 5 de mayo de 2008

El tan cacareado poder de predicción de Murti –a quien se calificaba de “oráculo del petróleo” en un elogioso perfil de The New York Times– pareció fallar en esta ocasión. El precio del crudo alcanzó en julio un máximo de unos 147 dólares el barril (unos 105 euros) antes de comenzar una larga caída. La disminución de la demanda causada por la crisis mundial ha hecho que en la actualidad los precios ronden los 40 dólares, y algunos expertos creen posible que se llegue a los 25 el año que viene.

9. “Empieza con la invasión de Osetia del Sur y Abjasia, que ya ha tenido lugar. Continúa con la destrucción del Ejército georgiano, que está teniendo lugar en estos momentos. El tercer [paso] probablemente será la sustitución del Gobierno electo, que es prooccidental, por un Ejecutivo títere, lo cual probablemente ocurrirá en una o dos semanas”. —Charles Krauthammer, Fox News, 11 de agosto de 2008

Nada más realizar esta previsión errónea (al final Rusia acordó un alto el fuego y unas semanas después retiró sus tropas, dejando al Gobierno de Mijaíl Saakashvili en su puesto), Krauthammer predijo que Ucrania sería la siguiente en la lista de Moscú y propuso que Estados Unidos desplegase tropas allí. En cuanto a Saakashvili, en septiembre las encuestas le daban un 76% de aprobación.

10. “Creo que hemos estabilizado el sistema bancario. Ya nadie tiene dudas de que haya alguna gran entidad a la que no pudiéramos ayudar en caso de caída”. —Henry Paulson en la Radio pública de Estados Unidos, 13 de noviembre de 2008

El Secretario del Tesoro estadounidense empezó noviembre disparando sus armas. Tras muchos titubeos ante el Congreso durante el mes anterior, finalmente arrancó y planteó lo que denominó su “bazuka” –una autorización para gastar 700.000 millones de dólares en rescatar activos contaminados de bancos en apuros. A mediados de noviembre ya se había gastado 300.000 millones de munición, principalmente a través de la clase de participación directa en el capital a la que previamente se había opuesto. Para desgracia de Paulson, poco después de pronunciar su voto de confianza, las acciones de Citigroup se desplomaron un 75% en una semana, cerrando por debajo de los 5 dólares por primera vez en 14 años.

Fuente: Foreign Policy Edición española

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